Diagnóstico oftalmológico

El oftalmólogo es el especialista indicado para diagnosticar la patología del glaucoma, al ser una patología asintomática e imperceptible por el paciente. Una visita anual al oftalmólogo servirá para descartar una hipertensión intraocular o glaucoma, que será clave para un diagnóstico precoz de la patología.

Las pruebas diagnósticas que usa el oftalmólogo son indoloras y rápidas, siendo las más comunes:

Tonometría

Mide la presión intraocular (PIO) a través de un tonómetro, que ejerce presión en la córnea poniéndose en contacto sobre la misma o emitiendo un chorro de aire que la aplana ligeramente, sin causar dolor. Hablamos de hipertensión cuando la PIO está por encima de los 21 mmHg, a partir de este valor se considera alto y con riesgo de desarrollar glaucoma.

Fondo de ojo

El oftalmólogo observa, mediante un haz de luz, si la cabeza del nervio óptico está afectada o no por el glaucoma.

Se puede dilatar o no la pupila para observar mejor el fondo del ojo.

Campimetría

Se evalúa el campo visual del ojo mientras se fija la mirada en un punto de una pantalla únicamente con un ojo. Alrededor de este punto aparecen varios puntos luminosos y, cada vez que se observa un punto luminoso, tiene que pulsar un botón con la mano. Al final de la prueba, el ordenador dibuja un mapa con las zonas en las que se ha perdido la visión, que se ven de color negro, llamadas escotomas.  En todos los ojos hay una mancha ciega,  pero no tiene por que ser indicativo de enfermedad, corresponde con el nervio óptico.

Gonioscopia

Permite observar la anatomía del ángulo iridocorneal de manera indolora para determinar si el glaucoma es de ángulo abierto o cerrado.

Tomografía de coherencia óptica (OCT)

El oftalmólogo toma una fotografía virtual de la cabeza del nervio óptico para ver su estado. También es una prueba indolora y rápida, que puede requerir dilatación de la pupila o no.

Tratamiento

Para tratar el glaucoma, el oftalmólogo es el único que puede indicar el mejor tratamiento a seguir.

Encontramos tres opciones terapéuticas:

Tratamiento médico tópico con colirios antiglaucomatosos

El glaucoma o la hipertensión intraocular se tratan controlando la presión intraocular (PIO) mediante colirios en el ojo que reducirán esta PIO.

Estos tratamientos los prescribirá el oftalmólogo y serán preferiblemente sin conservantes para evitar efectos indeseados de intolerancia. Estos colirios hipotensores se aplican en el ojo 1 o 2 veces al día, en función del fármaco, con la finalidad de reducir la PIO. Estos tratamientos médicos pueden presentarse en envases multidosis de 1 o 2 meses de tratamiento, o bien en envases unidosis desechables después de cada uso.

Es importante tener en cuenta cómo usar correctamente los colirios hipotensores con estos 6 pasos:

Lavarse bien las manos
Abrir el envase unidosis o multidosis sin tocar la punta del envase
Separar el párpado inferior
Presionar la unidosis o el dispositivo multidosis para que caiga la gota sin tocar el ojo con el envase
Mantener el ojo cerrado 5» presionando ligeramente el lagrimal para mayor absorción del colírio en el ojo
Desechar la unidosis o tapar el envase multidosis

Tratamiento láser

Se usa en personas que no responden o no necesitan colirios hipotensores por el tipo de glaucoma que presentan. El procedimiento es muy rápido e indolor, y una de las técnicas consiste en hacer un pequeño agujero en el iris con un láser para drenar el humor acuoso y hacer que se reduzca la PIO.

Tratamiento quirúrgico

Si se presenta un glaucoma más avanzado o bien no se consigue controlar la PIO ni con tratamientos médicos ni con el tratamiento láser hay varias técnicas quirúrgicas que siempre acaban con el mismo objetivo de reducir la PIO del ojo para evitar un daño en el nervio óptico. Normalmente, las personas que se someten a una cirugía de glaucoma no necesitan gotas posteriormente, aunque depende de cada tipo de glaucoma y paciente.

Importancia del cumplimiento    

Como se ha comentado, la persona que padece glaucoma no tiene ningún síntoma de la patología ni ningún síntoma de mejora cuando usa el tratamiento. Por esa razón, muchos pacientes dejan de seguir usando el tratamiento prescrito por su oftalmólogo, con la falsa sensación de que la enfermedad no está progresando. Sin embargo, esto pone en gran riesgo la enfermedad, ya que no se controla la PIO y puede llevar a empeorar la situación del nervio óptico.

Es muy importante seguir rigurosamente el tratamiento prescrito por el oftalmólogo a pesar de no notar ninguna mejora. Puede darse el caso que la persona note que el tratamiento le pica, se le ponen los ojos rojos o tiene otros síntomas indeseados. En ese caso, es recomendable que acuda al oftalmólogo para que revise qué le está ocasionando el malestar y si necesita un ajuste de su tratamiento.

Prevención

Revisiones periódicas al oftalmólogo

El oftalmólogo es el único que puede diagnosticar si se sufre de hipertensión intraocular o glaucoma, por lo que es recomendable una revisión anual al oftalmólogo a partir de los 50 años, o antes.

Campaña de prevención del glaucoma 2021

En Théa, como líderes en tratamientos sin conservantes para el glaucoma, estamos comprometidos con el glaucoma y con la calidad de vida de las personas. Por esto, en 2021 iniciamos una campaña de concienciación a la población general para visibilizar y dar a conocer la patología del glaucoma.