Disfunción de las Glándulas de Meibomio

¿Qué es la Disfunción de las Glándulas de Meibomio (DGM)?

La Disfunción de las Glándulas de Meibomio (DGM) es una enfermedad crónica que se debe a la producción inadecuada, tanto en calidad como en cantidad, de secreciones por las glándulas de Meibomio o la obstrucción de las mismas. Las secreciones grasas y las bacterias cubren la base de las pestañas y los orificios de las glándulas de Meibomio (situadas a lo largo del borde del párpado). En cada párpado hay entre 30 y 40 glándulas, cuyas secreciones grasas forman parte de la película lagrimal, que nutre y protege la superficie del ojo y lo mantiene constantemente húmedo. Cuando se produce una alteración en la función de las glándulas de Meibomio, las secreciones grasas aumentan su viscosidad y se acumulan en el interior de las glándulas. Como consecuencia, estas secreciones no se expulsan correctamente y la capa lipídica de la lágrima se vuelve más fina y de peor calidad, lo que produce una evaporación de la lágrima más intensa y, en consecuencia, la aparición de síntomas de ojo seco.

¿Qué tipos de DGM existen?

Identificar el tipo de DGM es importante para el oftalmólogo, puesto que las causas de esta enfermedad no se conocen bien y pueden ser múltiples.

Existen dos tipos de DGM:

  • DGM hipersecretora: Se caracteriza por la liberación de un gran volumen de secreciones grasas. Se asocia a la dermatitis seborreica en el 100% de los casos y, en ocasiones, también a la rosácea.
  • DGM hiposecretora. Es la forma más frecuente de DGM, y se caracteriza por una obstrucción de las glándulas que provoca una disminución de la secreción grasa. A menudo las personas presentan síntomas de inflamación y sequedad.

Síntomas y causas

Los síntomas pueden aparecer a largo plazo, aunque haya habido manifestaciobes clínicas desde hace mucho tiempo. El uso excesivo de lentes de contacto o maquillaje ocular, la exposición a agentes medioambientales irritantes, las situaciones emocionalmente estresantes, trabajar en exceso o pasar mucho tiempo delante de una pantalla pueden ser factores desencadenantes, aunque no todos ellos han sido claramente identificados.

Tratamiento

La DGM es un trastorno crónico, por lo que el tratamiento deberá ser regular y prolongado. Debe realizarse correctamente para controlar y reducir los signos y síntomas de la DGM; de lo contrario, algunos signos pueden persistir.

En cualquier caso, si se trata con éxito, no se suelen presentar síntomas la mayor parte del tiempo. Se puede llevar una vida perfectamente normal y, en la mayoría de los casos, sin complicaciones en la vista.

La base del tratamiento es aplicar calor y realizar una correcte higiene palpebral, aunque el oftalmólogo puede recetar algún otro fármaco por vía oral o en forma de gotas (colirio o pomadas). No obstante, los medicamentos únicamente se utilizan a corto plazo para controlar los brotes inflamatorios.

Higiene palpebral

El primer paso es aplicar calor. La higiene palpebral es el segúndo paso y el más importante para la limpieza de los párpados y la eliminación de costras y secreciones. Debe realizarse con regularidad para evitar recaídas, y debe convertirse en una rutina diaria, como cepillarse los dientes.

La piel de los párpados es la más fina del cuerpo (0,04 mm de grosor) y está en constante movimiento, ya que parpadeamos aproximadamente 10.000 veces al día, y puede verse debilitada por varios factores. Teniendo en cuenta la delicadeza de la piel, es importante usar productos que no tengan conservantes y respeten los ojos.

La higiene palpebral consta de cuatro pasos a realizar mañana y noche:

Calentamiento de párpados.

Coloque unas gasas o paños limpios, calientes y húmedos sobre ambos ojos cerrados de 5 a 10 minutos. El agua debe estar caliente, pero sin llegar a quemar. Antes de que se enfrien, vuelva a calentarlas en agua caliente. Pueden usarse bolsas de agua caliente, fomenteras electricas o almohadas de gel que se calientan en el microondas para evitar que se enfríen.

Masaje de los párpados.

Debe presionar suavemente hacia adentro, por encima de las pestañas del párpado superior y por debajo de las pestañas del párpado inferior. Este paso permite expulsar las secreciones de grasa de las glándulas tras el calentamiento.

Limpieza de párpados y pestañas.

Con el ojo cerrado, frote suavemente la toallita sobre el párpado y las pestañas realizando un ligero masaje mediante movimientos circulares. Debe utilizarse una toallita para cada ojo. Se recomienda utilizar preferiblemente productos sin conservantes.

Limpieza del borde palpebral.

Fije el párpado presionando con un dedo sobre las pestañas. Enrolle la toallita y pásela suavemente sobre el borde del párpado repetidas veces teniendo especial cuidado de no rozar la superficie del ojo.

Diagnóstico
El diagnóstico debe valorarse a diferentes niveles:

  1. Diagnóstico sintomatológico o de los síntomas.
    El ofalmólogo valorará la sintomatología del paciente. Más de la mitad de las personas en las que se detecta DGM en la exploración son asintomáticos. Los síntomas se ven íntimamente relacionados con los de la enfermedad del ojo seco. El enrojecimiento conjuntival, el escozor, la sensación de cuerpo extraño, la fotofobia, el malestar palpebral, la pesadez y el cansancio ocular son algunos de los síntomas más frecuentemente referidos por las personas que padecen DGM.
  2. Diagnóstico etiológico o de la causa.
    La DGM se relaciona con muchas causas posibles que deben ser valoradas y a tener en cuenta para catalogar la enfermedad y que el oftalmólogo o medico pueda determinar el tratamiento más apropiado en cada caso. Puede ser una enfermedad primaria (sin asociarse a ninguna otra enfermedad) o secundaria (relacionado con otras enfermedades, como enfermedades de la piel, acné, rosácea, dermatitis seborreica, atopia o penfigoide, entre otras).
  3. Diagnóstico mediante signos clínicos.
    Realizar una exploración detallada supone el primer paso para clasificar el tipo de DGM y su estadio.
  4. Diagnóstico mediante técnicas de imagen y Diagnóstico funcional de las glandulas de Meibomio.

Su oftalmólogo puede optar por usar diferentes técnicas para evaluar la forma y función de las glándulas de meibomio.

Factores de riesgo

Existen factores de riesgo que pueden favorecer y contribuir a la aparición de la DGM. Estos factores de riesgo se clasifican en tres grandes grupos.

Posibles factores de riesgo de desarrollo de DGM

Factores oculares

  • Blefaritis crónica
  • Usuarios de lentes de contacto
  • Infección por Demodex folliculorum

Factores sistémicos

  • Edad y sexo
  • Déficit androgénico
  • Atopia y rosácea
  • Penfigoide de las membranas mucosas
  • Síndrome de Sjögren

Factores farmacológicos

  • Antidepresivos
  • Terapias hormonales
  • Antihistamínicos
  • Isotretinoína (ácido 13-cis-retinoico)

Factores ambientales

  • Dietas pobres en ácidos omega-3
  • Temperatura y humedad ambiental
  • Usuarios de ordenadores y dispositivos de iluminación de tiempo prolongado