Orzuelo
Se manifiesta en forma de pequeña protuberancia enrojecida, caliente y dolorosa del tamaño de un grano de cebada situada en el borde del párpado y centrada en una pestaña. Aparece en uno o dos días y, cuando madura, forma una bolsa de pus blanco-amarillento visible en la superficie del orzuelo.
Normalmente la bolsa de pus se sitúa en el borde del párpado o en la piel (orzuelo externo), aunque también puede ocurrir que se desarrolle hacia el interior del párpado, en contacto con el ojo (orzuelo interno).
Es una afección muy frecuente pero también muy fácil de tratar. Se acostumbra a tratar con antibióticos.
En el caso de un orzuelo externo, cuando drena, normalmente al cabo de una semana, el pus y las costras que se forman deben eliminarse con los productos mencionados anteriormente.
Si, tras una semana, el orzuelo persiste y todavía hay pus a pesar de utilizar compresas, no intentes reventarlo tú mismo, ya que hay riesgo de sufrir una infección más grave. Consulta a tu oftalmólogo para que te recete el tratamiento adecuado.
En el caso de un orzuelo interno, lo mejor es consultar a tu oftalmólogo de inmediato.
Si padeces orzuelos de forma repetida, también debes acudir al oftalmólogo para que te realice un reconocimiento médico y para comprobar que no tienes una enfermedad que favorece las infecciones. Una higiene diaria de los párpados con el uso de productos adecuados limitará el riesgo de recurrencia: aplicación de compresas calientes durante 5 a 10 minutos con el ojo cerrado, seguido de un masaje del párpado.
La zona infectada se suele mostrar enrojecida, hinchada y dolorosa, y luego aparece un punto de pus en el centro del orzuelo. Suele drenar al cabo de unos días liberando el pus, lo que permite que el orzuelo se cure de manera espontánea. En caso de duda, bastará una simple visita al oftalmólogo para diagnosticar y tratar el orzuelo.